Horizontes cercanos

Redactado por: Miguel Sainz
16-04-21

Villaviciosa está confitada, solo falta que unas elecciones autonómicas nos caramelicen, pero ya saben los diabéticos políticos que esto puede provocar ceguera y en el país de los ciegos Pedro Sánchez es el rey. Hace un año, el asistente de voz de Apple, que pone orejas a todo, como su hermana Alexa, contestaba a la pregunta sobre quien era el Rey de España: Pedro Sánchez, ¡faltaría más!, Apple corrigió el horror. España, este país que nos duele tanto, es una hernia discal y puede aumentar sus achaques a partir del 5 de mayo.

Los votantes, no los electores, son los responsables de la situación y, ¿por qué?. La explicación es tan absurda como sencilla. Un voto, puede ser: útil o inútil, así lo tilda la prensa; un voto de reata, de amén que son sin ambages votos basura; existen votos de confianza, calidad, censura, particulares y decisivos. Incluso hay personas que hacen votos por superar esta ficción que ahora llaman los cultos “distopía”, una especie de sociedad inversa. Tenemos un problema Villaviciosa, un hombre es un voto y una mujer también.

La realidad es tozuda. Nuestra inocente mano tiene potestad y es la responsable de ejercer el derecho de elegir a cada uno de los príncipes de la Asamblea de Madrid que son los que eligen a su vez un emperador o una emperatriz. Son los inocentes electores, con sus manos, los que pueden asesinar las urnas. A veces la memoria reciente se pierde. Se recuerda el pasado, pero no lo que ocurre hace un instante, es algo común, le pasa a nuestros mayores y, cada vez es más frecuente, que nos pase a nosotros que somos jóvenes.

Los electores pueden olvidar la política de ahora, por ejemplo, que te sienten un bilduetarra en tu mesa, que te tumben una puerta por tener la música alta, que se invite a la guardia civil a cometer infracciones de tráfico de influencias, incluso que se escondan los fallecidos bajo las alfombras o se niegue la utilidad de las mascarillas para prevenir un simple catarro. Todo, absolutamente todo, se puede olvidar si esperamos a que Europa nos riegue con sus billetes y nos tape hoy la boca para enterrarnos mañana en deudas.

Los electores tienen en su mano el voto, no es cualquier cosa. Un papelito y voilà todo vuela por los aires, nuestro bienestar en el cuarto de estar, nuestra comida en nuestros restaurantes, la libertad para movernos,para hablar, decir y pensar. ¡Zás! un voto y nos botan del mundo, nos echan a la mar cargados de piedras para impedirnos flotar o, peor aún, nos dan con la bota y nos echan de casa, como una pelota, ¡zás!, nos tiran la puerta o nos impiden entrar por la misma.

Es elemental saber elegir, votar es básico. Solo existen dos opciones. Los que colocan a las mujeres y las mujeres que se saben colocar ellas mismas. Los que se fotografían en La Moncloa con ministras, Sánchez y su alter ego, o las mujeres que piensan por si mismas, que no temen a los hombres, los desean y los aman. Los que odian desde su púlpito o los que luchan día a día porque seamos más felices. Esa es la cuestión, como dicen los anglosajones, that’s all folks!

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